Jueves, Mayo 24, 2018

Clarín: El dúo dinámico que nació en Bolivia y busca medallas para Argentina

TIERRA NOTICIAS. María José Vargas y Natalia Méndez nacieron en Santa Cruz de la Sierra, trabajaron como modelos para costearse los viajes para fomentar sus carreras deportivas, se nacionalizaron argentinas, reparten su residencia entre su tierra y este país, son cracks del rácquetbol mundial y serán las representantes nacionales en los Juegos Sudamericanos, que comenzarán este sábado en Cochabamba. Sí, en su Bolivia natal, donde su deporte le sigue en popularidad al fútbol.

A los 10 años, María José comenzó a jugar al rácquetbol con su hermano, que le llevaba cuatro años. "Hacía tenis, natación y todo deporte que tuviera la posibilidad de practicar en un club", recuerda la morocha de 24 años. Mientras que Natalia mamó los deportes de paleta desde muy chica. "Mi papá practicaba frontón, tenis y tenis de mesa. Y mis dos hermanos mayores, el rácquetbol. Opté por lo que ellos hacían", cuenta la rubia de 21.

Los trámites de nacionalización les demoraron dos años: María José la solicitó en 2013 y la obtuvo en 2015, año en que su compatriota había pedido la suya, que le sería otorgada en 2017. "Siempre tuve lazos muy fuertes con Argentina y su gente, porque mi hermano vivió y se recibió de ingeniero en el país", dice María José. En cambio, su compañera de dobles explica: "Tengo familia en Buenos Aires y en Córdoba, por lo que conozco a los argentinos desde hace diez años, y siempre compartía tiempo con juveniles del país cuando iba a torneos".

La transición entre pasar de enarbolar la bandera boliviana a la argentina no fue la misma. Natalia paseó por un campo de rosas. "Todo el mundo me apoyó y me decía que era la opción correcta", rememora quien hoy es la sexta del ranking mundial. En cambio, la hermana de la Miss Bolivia 2009, Ximena Vargas, se encontró con varias espinas. "Mis compatriotas, los que me quieren y saben de mi constante esfuerzo, me apoyaron, al igual que mi familia -explica la ex número dos del ranking-. Pero siempre está el que opina sin conocer a la persona o a las circunstancias".

Es que el cambio de nacionalidad se debió a que el apoyo económico que reciben es mucho mayor en Argentina que en Bolivia. "Allá hay grandes deportistas, pero no cuentan con el apoyo necesario. Falta organización y profesionalización desde los dirigentes hasta los atletas. Y eso que después del fútbol viene el rácquetbol, que a fuerza de resultados cada vez ocupa más espacio en los medios. Aquí el ENARD y la Secretaría de Deportes de la Nación me han apoyado", dice Vargas.

"En Argentina todo es más profesional -coincide Méndez-. El apoyo se basa en tu rendimiento y tu rendimiento se basa en la disciplina".

Natalia es fan de Lionel Messi y de Paula Pareto, a quien la une el hecho de compartir el deporte de alto rendimiento con una carrera universitaria. "Estudio leyes en Santa Cruz de la Sierra y aprovecho cualquier momento en que no estoy jugando o entrenándome para leer", argumenta.

Y ambas son fieles seguidoras de Las Leonas. "Siempre me gustaron. Tengo casi todas sus remeras y a veces las uso para jugar. Son unas genias. Las respetan en todo el mundo y son un orgullo para nuestro país. Y Lucha (Aymar) fue un ejemplo para todos los que amamos el deporte en cualquier disciplina", sostiene María José, ganadora de dos medallas plateadas en los Juegos Panamericanos de Toronto 2015.

Sus elogios para el deporte argentino no dejan de llegar. "Argentina es un país que respira deporte, con una tradición de deportistas exitosos que son dignos de ser imitados. En cientos de disciplinas han ganado títulos mundiales. Se los respeta. Estoy segura de que nadie quiere tener de rivales a los argentinos", afirma Vargas.

El horizonte cercano está fijado en los Juegos Sudamericanos y para ello se entrenaron entre cinco y seis días a la semana en la cancha y en el gimnasio. Claro que María José tiene un agregado a su currículum deportivo: la maternidad. "Muchas veces me llevo a mi bebé para que me acompañe -cuenta-. Y empecé una rutina muy sacrificada y una alimentación especial que no siempre es la más rica, pero estoy muy contenta".

Mientras que para Natalia el paso final será acostumbrarse al cambio de la pelotita: "En lugar de la verde que siempre usamos, jugaremos con la negra que usan los hombres, que tiene un pique más lento. Haremos lo que sea para ganar esas medallas que queremos en nuestro poder''.

No se quedan en chiquitas las jóvenes jugadoras. Buscan atrapar el futuro e irán por él. "Quiero ganar tres medallas en los Panamericanos de Lima 2019. Ese es nuestro gran torneo y el paso previo a ser olímpica. Trabajamos cuatro años para jugar durante diez días", resume María José Vargas, a quien le falta un año y medio para recibirse de ingeniera comercial.

"Vamos primero por los Odesur, porque entrenamos para demostrar lo mucho mejoramos. Y a largo plazo quiero ser la número uno", avisa Natalia Méndez. (Clarín)

 

 

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